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Uno no siempre aprecia las cosas que tiene. Somos propensos a maravillarnos al ponderar cómo debe haber sido ver lanzar a Bob Feller o a Walter Johnson, nombres que representan leyendas más que seres humanos.
También está la necesidad de las generaciones mayores de hablar sobre el dominio de figuras como Bob Gibson y Sandy Koufax a la vez que tratan de explicarles a los más jóvenes qué era realmente un pitcher dominante.
Todo eso desencadena en que no siempre apreciemos y valoremos lo que tenemos hoy. Hasta que ya no tengamos más a los Clayton Kershaw de este mundo.
Kershaw es uno de esos atletas especiales que en los años venideros será tan reverenciado por las generaciones futuras que lo mencionarán con el mismo respeto y veneración que se utiliza hoy para hablar de Gibson, Koufax, Feller y Johnson.
Seguro, el béisbol hoy es diferente. Los abridores no suelen terminar las nueve entradas. El bullpen se ha convertido en algo tan necesario que los cuerpos de lanzadores – que hasta los años 60 solían incluir solamente ocho pitchers – ahora están conformados por 12 o 13 lanzadores, algunos con un papel tan específico que ni siquiera trabajan un inning completo por presentación.
Es difícil comparar a lanzadores de diferentes épocas, pero se puede decir con tranquilidad que Kershaw está en el tope de la lista de su generación, y que también se encuentra entre los mejores de todos los tiempos.
Los números cuentan la historia mejor que nadie. Kershaw, de 29 años, ha ganado cuatro títulos de efectividad, tres coronas de ponches y tres premios Cy Young en la Liga Nacional. Es uno de 15 lanzadores que ha ponchado a 300 bateadores o más en una misma temporada desde 1901. Dicha lista incluye a pitchers como Nolan Ryan y Randy Johnson, que llegaron a los 300 abanicados seis veces cada uno durante sus carreras.
Kershaw ponchó a 301 bateadores en el 2015 en apenas 232.2 innings de labor. El dominicano Pedro Martínez, quien abanicó a 313 en 213.3 episodios en 1999 por los Medias Rojas, es el único lanzador que ha necesitado menos innings que Kershaw para alcanzar los 300 ponches en una temporada.
La efectividad de por vida de Kershaw, 2.37, es la 13ra mejor desde 1901, y la mejor para un lanzador desde 1927 que haya sido utilizado primordialmente como abridor. Le sigue Hoyt Wilhelm con 2.52.
Kershaw le ha permitido .205 de promedio de bateo a sus rivales, el tercero mejor desde 1901. A Willie Mitchell, que lanzó entre 1909 y 1919, le batearon .200, mientras que Nolan Ryan se encuentra en el segundo lugar con promedio de contra .204. Y Kershaw es el tercero de todos los tiempos con 9.17 corredores permitidos por cada nueve innings, detrás de Addie Joss (8.94) y Ed Walsh (9.16).
Pero más que nada, Kershaw tiene un control impresionante tratándose de un pitcher con tanto poder.
Hace un año, otorgó apenas 11 boletos en 149 innings labor, la tercera mejor cifra de un abridor en una temporada en la que trabajó 145 o más episodios. El venezolano Carlos Silva regaló solamente nueve pasaportes por los Mellizos en el 2005 y Earl Yingling otorgó 10 en 146.2 actos por los Dodgers de Brooklyn en 1913.
Kershaw hace su trabajo con un dominio consistente. No importa a quién esté enfrentando o dónde. Su efectividad de 1.98 en casa, la mejor para un lanzador desde 1913, que es hasta donde llegan los números de la base de datos de STATS, Inc., y la de 2.82 en la carretera es la 11ma mejor en los últimos 104 años. Entre pitchers que han lanzado desde 1950, sólo Wilhelm (2.63) y Gibson (2.76) tuvieron una mejor efectividad en la carretera.
Los Cardenales son el equipo con el mejor promedio ante Kershaw entre los clubes de la Liga Nacional, y apenas le batean .228.
La efectividad de Kershaw en abril es de 3.00, la peor para él de cualquier mes. Mientras tanto, ese promedio de carreras limpias por cada nueve entradas es de 1.78 en julio y 1.86 en septiembre/octubre, tramo en el que tiene récord de 25-8.
Y Kershaw no cumplirá los 30 años de edad sino hasta marzo próximo.