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En el Aeropuerto Internacional de Maiquetía no solo se respiraba aire. El orgullo envolvió el siempre caliente clima varguense para que Venezuela recibiera a sus más grandes héroes de la historia del fútbol nacional: la Vinotinto sub-20.
La palabra subcampeones quedó corta para ellos. El país le dio la bienvenida al grupo de 19 jugadores (Yangel Herrera y Adalberto Peñaranda tomaron rumbo a Estados Unidos) que durante tres semanas los hizo madrugar, sonreír, disfrutar, celebrar y unir en torno a los balsámicos goles y atajadas que se gestaron en Corea del Sur.
Aproximadamente a las 2:30 pm el vuelo de Air France proveniente de París hizo su arribo. Familiares, aficionados y niños que ahora sueñan ser como ellos le dieron en persona los aplausos que en estas últimas tres semanas tuvieron que dar frente al televisor cuando aún el gallo no cantaba.
«Gracias, Venezuela», dijo Rafael Dudamel, entrenador y arquitecto del grupo de este logro que, seguramente, se valorará mucho más conforme pase el tiempo. «Fue mucho tiempo fuera de casa», añadió el técnico.
Para muchos de los seleccionados, el momento era irreal. «Pensaba que solo veríamos a nuestras familias, esto es simplemente increíble, para nosotros lo más lindo es que el pueblo esté feliz», comentó el lateral derecho Ronald Hernández.
Y en primera fila estaban ellos, lo más cercanos. «Me siento muy orgullosa de ver este recibimiento, nunca me lo imaginé», afirmó Francis Martínez, madre de Yeferson Soteldo, el habilidoso volante que ha confesado que el fútbol lo alejó del mal camino. «Fue una etapa fuerte, en la que pensé que perdía a mi hijo y hoy doy gracias a Dios de verlo en donde está», soltó entre lágrimas.
Franklin Lucena estuvo en el mismo sitio hace seis años como parte de la selección que fue cuarta de la Copa América, ahora esperaba por su hermano Ronaldo. «Esto sin duda supera cualquier cosa, estamos hablando de un Mundial, eliminaron a selecciones muy importantes en el camino, para nosotros son campeones».
Para el «Paky» el consejo hacia el pequeño de la futbolera familia fue de «trabajar con mucha humildad».
Verónica Hernández es la madre del único doble mundialista del país: el lateral José Hernández. «Es un orgullo demasiado grande. Es un muchacho muy consecuente, en todo nos demuestra lo especial que es, es centrado, se enfoca a leer. Con decir que entró como el segundo mejor promedio a Economía en la UCV», contó.
A todos les sobró barra y aliento. La familia de Wuilker Faríñez no le bastó ir a hacer presencia sino que hasta un bus con sus vecinos del barrio Nuevo Horizonte fue a darle un abrazo al héroe de las semifinales frente a Uruguay.
Desde El Vigía viajó Sandra Maestre, mamá de Adalberto Peñaranda, quien a pesar de que su hijo no arribó al país se dirigió a abrazar a los protagonistas de la hazaña. «Fueron días difíciles, muchas emociones. Adalberto ya va dejando atrás la tristeza de ese penal fallado (en la final ante Inglaterra), dio el todo. Llegó lesionado y se fue lesionado».
La señora Sandra se hizo eco del grito de guerra que popularizó su progenitor, la frase que sacó sonrisas y lo resumió el buen ambiente del grupo. «¡Somos los que flinchy!» ¿Y cómo no lo iba a decir?.