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El silencio del brasileño Neymar acerca de su futuro como jugador del FC Barcelona contrasta con su elocuencia en el campo, dada su excelente aportación goleadora en la gira azulgrana por los Estados Unidos, donde ha sido el único barcelonista que ha marcado, y cuyos tres goles han servido al equipo de Ernesto Valverde para sumar dos triunfos.
La situación de Neymar fuera del campo se está haciendo insostenible, especialmente para un Barça que quiere del jugador una definición inmediata para saber si puede contar con él para este curso o finalmente decide aceptar la oferta del París Saint-Germain.
Contrasta la situación fuera del campo con la que acontece cuando se vista la zamarra barcelonista, pues es entonces donde Neymar rompe su silencio y hace explota sus mejores virtudes, y también como goleador, pues su aportación anotadora le ha llevado a marcar los tres tantos del Barça.
Las dudas y las especulaciones persiguen a todos los gestos del jugador y la próxima oportunidad, además de la relevante por conocer qué va a ser de su futuro, es si jugará el tercer y último partido de la gira americana con su actual equipo, el sábado de madrugada contra el Real Madrid en Miami.
Neymar aún no ha abierto la boca públicamente, ni su padre, que también le está acompañando en la gira, a excepción de algunos mensajes publicitarios en sus cuentas en las redes sociales, o alguna fotografía posando en forma pensativa justo cuando su futuro en el Barcelona empezaba a cuestionarse hace unos días.
Se espera que Neymar acuda mañana a un acto publicitario de Nike, para presentar una nueva línea de botas, escaparate donde todas las miradas y oídos estarán pendientes de si el jugador desvela su futuro, hecho que tanto para él como para el Barcelona acabará siendo un alivio, ya que esta situación tiene en vilo a las dos partes desde hace semanas, y a un tercer actor como es el PSG.
Tanto es así que inicialmente el Barcelona había apostado por un perfil bajo en esta crisis, sin darle mucha relevancia pública, pero ante la situación de inacción, el presidente azulgrana, Josep Maria Bartomeu, ha tenido que ajustar su agenda con el club para estar más cerca del jugador, supuestamente, para presionarlo para que decida quedarse en el equipo catalán.
La posición del Barcelona en estos momentos es muy diferente a la mostrada públicamente hace unos días, cuando asumía esta situación como poco favorable para la serenidad del equipo, pero públicamente expresaba «estar tranquilo» ante el desenlace final, ya que en el club siempre se ha confiado en que el PSG no pagará la cláusula de rescisión de contrato, cifrada en 222 millones de euros.
Por este motivo, y ante las noticias que apuntan que el PSG ya tiene cerrado el acuerdo con el jugador y que en el siguiente paso pretende negociar con el Barça una rebaja de este montante, el club catalán ya ha asegurado que en ningún caso negociará ninguna rebaja. Tanto por tratase de un jugador al que considera intransferible, así como por la negativa del equipo francés a contemplar la salida de su centrocampista Marco Verratti, pretendido por el equipo de Ernesto Valverde.
La situación para el Barça, donde hace unos días aseguraba estar muy «tranquilo» -así lo afirmó Bartomeu-, ha pasado a ser insostenible por el foco y polo de atracción que está aconteciendo alrededor del jugador, ya que tanto el equipo, como el nuevo entrenador, así como la promoción del Barça en Estados Unidos están quedado eclipsados ante el futuro incierto de un jugador que está protagonizando la misma situación que el verano pasado; y que el club catalán arregló con un prima de 50 millones de euros para retenerlo.
Hace unos días, parte del barcelonismo recibió como alivio un corto mensaje del central Gerard Piqué en una de sus redes sociales, cuando en una foto junto a Neymar en Nueva York, sentenciaba con un «se queda» una situación que parecía desencallarse. Piqué tomaba los mandos de la crisis y anunciaba que el brasileño seguiría siendo culé.
Lejos de resultar verdad, el mismo Piqué reconoció días después en una conferencia de prensa que era más un deseo que una realidad, lo que desató fuertes críticas contra el central catalán por arrogarse una función que no le corresponde, y contra el club por no ser más determinante en esta crisis con el brasileño.
Han pasado algunas jornadas desde este último episodio y el Barcelona parece dispuesta a hacer hablar al jugador, o a que tome una determinación de forma inmediata, sin que en esta ocasión medie una transacción económica para compensar que se quede.
La cita publicitaria del jugador aparece como un momento clave, igual que el clásico del sábado, por si lo jugará o no. Mientras, Barça y PSG ya no parecen dispuestos a que el nuevo culebrón de los Neymar se alargue muchos días más, algo que indica que en días o a más tardar la semana que viene Neymar decidirá con qué equipo jugará esta temporada.