Your cart is currently empty!
A falta de conocer si se materializa el fichaje del francés Kylian Mbappé por el PSG, y si el Barcelona prosigue en su espiral desesperada por hacerse con el brasileño Philippe Coutinho (Liverpool), el mercado de traspasos del 2017 se recordará como un punto de inflexión en el que el fútbol dejó de ruborizarse por los millonarios traspasos, ya de nueve cifras.
Mbappé tiene un cartel de 150 millones de euros para salir del Mónaco y el Barcelona trabaja en el de Coutinho sobre una base nunca inferior a los 120 millones. Dos cantidades imposibles de pronunciar ni en broma hace unos años, cuando se consideraba que los traspasos podrían tener algún día un techo, que en realidad ha acabado siendo
de cristal, ya que no hay nada que se le resista a los poderosos.
La última «locura» la acaba de cometer el Barcelona con un joven jugador de 20 años, Ousmane Dembélé, quien hace dos debutó como profesional con el Rennes, al siguiente lo fichó el Borussia de Dortmund por 15 millones y que el club español lo acaba de contratar
por 105, cantidad que si se suman los más que fácilmente realizables variables el traspaso casi habrá llegado a los 150 millones.
A pesar de los movimientos a la desesperaba que está haciendo el Barcelona con ofertas en algunos casos que no bajan de las nueve cifras, en la entidad catalana se señala a otro como causante del despropósito que se está dando este año en el mercado.
Así, este curso el señalado es el PSG, que arrebató al brasileño Neymar del Barcelona tras pagar la cláusula de rescisión de contrato, cifrada en 222 millones de euros. Nuevamente el PSG aparece como un verso libre en el mercado y se apunta a que está preparando la chequera para hacer una apuesta casi similar por Mbappé.
El Barcelona ha llegado a criticar al PSG por distorsionar el mercado y por inflacionarlo estruendosamente, aunque la realidad es que tanto Barça como Real Madrid se ha presentado históricamente como los principales inflacionistas no sólo del mercado español, sino del europeo y mundial, llegando con la chequera donde nadie podía alcanzar y para combatir el «no» por respuesta.
Hace solo 3 años el Real Madrid había pagado 4 de los 5 fichajes más caros de la historia y ahora ninguno de los tres primeros es suyo.
— MisterChip (Alexis) (@2010MisterChip) 25 de agosto de 2017
Existe otra corriente en que otros críticos sobre esta materia apuntan que como mínimo el dinero del Barça y del Madrid se genera en el propio fútbol o merced a las aportaciones de los conocidos como atípicos (derechos de televisión, mercado, etc), a diferencia de los nuevos propietarios de entidades en Inglaterra o en Francia, y ahora también en Italia y floreciente en España, que están llegando con su patrimonio donde sus clubes han encontrado un techo de crecimiento.
El caso es que el año pasado el fichaje Paul Pogba (Juventus) por el Manchester United, que abonó 105 millones de euros, parecía una exageración difícil de reproducirse. Pasado un curso, las cifras del traspaso del francés han quedado en anécdota, sobre todo por la contundencia en cómo se ha movido en el mercado el PSG, dispuesto a jugar al límite, y más allá, y construir una máquina poderosa con la que lograr por primera vez la Liga de Campeones.
Esta irrupción del propietario catarí del PSG, Nasser Ghanim Al-Khelaïfi, no es nueva, pero ha encontrado réplicas en los clubesque han recibido sus cuantiosas sumas, como es el caso del Barcelona, que en lugar de haber trabajado con anterioridad un sustituto de Neymar o haber firmado contratos menos cuantiosos, ha acabado saliendo casi desesperado el mercado agitando el cheque de 222 millones de euros que recibió de los franceses.
De esta forma, las cifras que ofrecía el fútbol inglés al término del verano del año pasado, con más de 1.200 millones de euros de inversión, y con un Manchester United rompiendo moldes (213 millones en compras), este verano han sido dinamitadas, manteniéndose los dos Manchester como pesos pesados en el mercado, pero con otros actores de otras ligas sin límite a la hora de comprar.
El Barça, que el año pasado ya echó la casa por la ventana (122 millones de euros: André Gomes, Paco Alcácer, Umititi, Cillessen, Digne y Denis Suárez), frente a los 30 del Real Madrid (Morata) o los 86 de Atlético (Gameiro, Gaitán, Vrsaljko, Diogo Jota, Santos
Borre y Werner), este curso lleva ya invertidos 222 millones (Dembélé, Deulefeu, Paulinho y Semedo), casi el montante que le dejó el PSG por Neymar, y a la espera de cerrar un acuerdo que se presenta casi imposible por Coutinho.