Carmelo Anthony no vive sus días más rutilantes en la NBA. Señalado como explicación más lógica de los problemas de los Thunder el pasado curso, al no ser los suficientemente competitivos. La propia entidad de OKC no quiso seguir contando con él y Atlanta absorbió (vía traspaso) su contrato solo para poder cortarlo después y romper la cinta de su segunda reconstrucción en pocos años. Parece que el otro astro en Denver y New York terminará jugando en Houston, quienes tras un verano despistado en los despachos pretenden reafirmar sus opciones de competir con los Warriors. Precisamente quieren hacerlo con incorporaciones como la de Carmelo Anthony.

Su llegada a Texas por el mínimo salarial (2,4 millones) se da por hecha aunque aún no es oficial. Y con ella, parte de la opinión pública de la NBA sentencia ya que las opciones de anillo de los Rockets menguan. El portal deportivo Sports Line se aventuraba a cifrar en 4,8% las opciones de anillo sin Melo y 3,9 con él. Con Anthony los Rockets tendrían menos opciones de ganar.

Sexta mejor defensa 2017-18

Melo se unirá así a James Harden y Chris Paul en un nuevo Big-Three que se espera que sean más competitivos, que el de los Thunder. Allí se reencontrará también con Mike D’Antoni, su técnico durante parte de su etapa en Nueva York, y un equipo dispuesto para hacer que todo funcione para él. Centrados en el tiro de tres y los espacios, Carmelo puede encontrar el ecosistema para ser ese tirador de medio rango tan efectivo durante toda su carrera.

El problema para los Rockets es lo que han perdido hasta ahora en la Agencia Libre. Su explosión el curso pasado para ser el equipo con el mejor récord de la NBA se debió, además de a la llegada de Chris Paul, a la dureza en defensa que presentó toda la plantilla. Algunos nombres tuvieron especial presencia defensiva, entre ellos Trevor Ariza (ahora en los Suns), Luc Mbah Moute (ahora en los Clippers) o PJ Tucker, tres aleros de los que solo conservan al último.

Carmelo, desde luego, nunca ha sido un tipo que se desviva por la defensa, pero también es verdad que los Rockets aún tienen cierto margen para fichar y que se les ha criticado en los últimos años de forma fuerte para luego ver cómo acababan siendo mejores: en 2016, por la llegada de D’Antoni al banquillo, en 2017, por la suma de CP3 y Harden en un equipo que supuestamente iba a quedarse pequeño para ambos, y ahora, en 2018, por fichar a Melo.

La operación es buena porque parece que permitirá a los Rockets hacer una oferta consistente por Clint Capela. El pívot es agente libre restringido que aspira al máximo o a una suma similar y que en cierto modo será la verdadera tercera pieza del Big-Three de los Rockets, como ya lo fue el año pasado.

Además, al fichar a Melo por una excepción, los Rockets cuentan con 3 millones de dólares aún, que podrían ofrecer a David Nwaba. El escolta de los Bulls está en el mercado escuchando ofertas, y podría ser ese puntal defensivo que refuerce un equipo que ha perdido mucho atrás.

¿Son mejores y más competitivos ahora los Rockets?

En ataque son más competitivos pueden aprovechar, la confluencia de tres estrellas ofensivas en pista; las ventajas que puedan generarse entre unos y otros pueden ser diferenciales y Anthony puede hincharse con el olfato asistente de Harden y Paul.

En defensa, no cabe duda de que Houston pierde potencial con su llegada; los cambios de asignación y toda la defensa nunca fueron asignaturas de matrícula para Carmelo, y sí son materias troncales si se quiere hacer daño a Warriors o a LeBron James. Cuantos menos desajustes se puedan generar atrás, más cerca de competir con los gigantes.

Especialista en tal guerra es P.J. Tucker. También echará una mano James Ennis, llegado este verano, pero la defensa tejana es sobre el papel peor a la del curso pasado.

Mejor, pues, en ataque y peor en defensa. Los Houston Rockets son diferentes con Melo y solo él sabrá despejar si mutan a mejor o no como conjunto. En cualquier caso, un equipo con Chris Paul, James Harden y Carmelo Anthony se antoja terriblemente divertido.