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Los estadounidenses terminaron en el séptimo lugar en este torneo, la peor posición en su historia, una total decepción. Al principio empezó como un reto para demostrar que incluso con una selección ‘C’ eran los mejores, pero así no fue, y se consiguieron con la cruel realidad los jugadores de la NBA.
Fueron mejores en 2002, cuando el torneo se disputó en Indianápolis y Estados Unidos terminó solo sexto en casa. Fueron mejores en 1990, quedando en tercer lugar la última vez que la nación estuvo representada por un equipo compuesto por jugadores universitarios. Fueron mucho mejores en 2010 y 2014, cuando Team USA, ganó los juegos por la medalla de oro por un total combinado de 37 puntos y los juegos en esos dos torneos por un margen promedio de 28.8.
Cuando los Estados Unidos, perdieron los juegos en días consecutivos ante Francia y Serbia, este último un juego de consolación sin sentido que, sin embargo, representa una decepción más en este evento. La victoria ante Polonia por 87-74, en el séptimo puesto, ha sido más que un triunfo, un alivio. El ganar era ‘lo de menos’. Cierto es que no iban los mejores, ni los segundos mejores, pero un quinteto con Kemba Walker, Donovan Mitchell, Jayson Tatum, Harrison Barnes y Myles Turner (por ejemplo) suena tan bien en China como en la NBA.
El Mundial de Estados Unidos ha acabado en una decepción, pero no por un mal día. Como decíamos, las sensaciones desde el primer salto inicial era que se trataba de un conjunto muy vulnerable, incluso demasiado dado que su roster estaba formado por piezas relevantes en la NBA. Dos All-Star como Kemba Walker y Khris Middleton, un guerrero como Marcus Smart, jóvenes de enorme proyección como Jayson Tatum y Donovan Mitchell, era para hacer mucho más.
USA Basketball produjo dos de sus equipos menos impresionantes: en ese Campeonato Mundial de 2002 y luego dos años después en los Juegos Olímpicos de Atenas. Esas catástrofes condujeron al equipo de LeBron James, Dwyane Wade, Carmelo Anthony y Kobe Bryant, que se adjudicaron la victoria en Beijing en 2008. Quizás fue esta supremacía la que llevó a tantos a preocuparse tan poco por esta Copa del Mundo FIBA. Con la FIBA reorganizando el evento, por lo que se disputó un año antes de los Juegos Olímpicos, fue comprensible que muchos de los mejores jugadores estadounidenses: Anthony Davis, Stephen Curry, Russell Westbrook, James Harden, eligieron sentarse y quizás esperar a Tokio. Estas estrellas y varias otras han reclamado una o más medallas de oro en torneos internacionales.
Es más difícil explicar la decisión de omitir el evento por tantos jugadores en el siguiente nivel. Damian Lillard de Portland es quizás el más destacado, pero Bradley Beal, Tobias Harris y CJ McCollum también pasaron. Cualquiera o todos ellos habrían convertido a Estados Unidos en un contendiente más fuerte.
Los jugadores que fueron a China ciertamente se preocuparon, y los mejores de ellos se han ganado la oportunidad de ser parte de los Juegos Olímpicos del próximo verano, si lo desean. Quienes pasaron quizás deberían ser menos prioritarios para futuros eventos. En relación con la competencia, esta fue la lista con menos talento que Estados Unidos haya enviado a un evento internacional de alto nivel. Mientras que en 2014 la lista de baloncesto de Team Usa, para la Copa del Mundo contó con jugadores que promediaron 18.8 puntos en la temporada anterior de la NBA, y en 2016 el equipo de la medalla de oro olímpica produjo 19.6 puntos por juego, el equipo de este año fue bueno por solo 14.9 por juego. Presentaba a tres jugadores que ni siquiera promediaban las cifras dobles.
En un año llegan los Juegos Olímpicos de Tokyo, el jugador de Golden State Warriors, Draymond Green ha sido el primero en alzar la voz para apuntarse a estar en Tokyo; es más, vaticina que irán muchas estrellas. LeBron James, Stephen Curry, Kawhi Leonard, y muchos más. Probablemente.
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