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A toda Venezuela y seguidores de la Vinotinto
Reciban mi saludo cordial y vinotinto de siempre. Sí, de siempre. Porque desde que tengo uso de razón, y cuando jugaba con pelotas de trapo en mi barrio “El Combate” de Valencia soñando con ser futbolista, la Selección Nacional de Venezuela ha sido lo más importante en mi carrera deportiva y, probablemente, de mi vida personal. He tenido el privilegio de formar parte de muchos procesos de selecciones nacionales: juveniles y absolutos. Siempre entregándolo todo por la camiseta que nos une y amamos.
He vivido emociones enormes y logros en mi carrera con la selección; como también momentos difíciles, duros, que me han hecho crecer como futbolista y ser humano. La selección es mi gran amor. A la que siempre quiero ver y representar. Con la que siempre deseo estar.
Sin embargo, en tiempos recientes he sufrido más de lo que he disfrutado estando con ese gran amor llamado La Vinotinto. No andaré con rodeos, nunca ha sido mi forma de ser. La razón es clara y específica: una relación profesional cada vez más deteriorada con el actual seleccionador nacional absoluto. Ya son tres años padeciendo un trato que no se corresponde con el compromiso total que siempre he demostrado hacia la selección. Estando en la cancha, en el banco de suplentes o en las tribunas. Me ha tocado estar en todos esos espacios. Y los he aceptado y honrado sin pedir explicaciones, ya sea cuando juego o cuando no. Aquí el motivo de mi profundo malestar, dolor, tristeza y decepción no es el deportivo. Es emocional: desgaste anímico cada vez que voy a la selección actualmente, producto del comportamiento hacia mi persona de quien la lidera desde el cuerpo técnico. Siendo la Copa América 2019 el evento que más me afectó emocional y deportivamente. La pasé realmente mal.
He visto y vivido episodios que no comparto. Los sufrí y dejé pasar por mucho tiempo, pero ha llegado el momento de no aceptarlos más. Por lo tanto, preferiría que el actual seleccionador nacional no me convoque más mientras él esté en el cargo. Además, mi salud emocional me lo demanda. Así mismo, aclaro rotundamente que NO estoy renunciando a seguir vistiendo la camiseta de mi país, la que más amo. NO estoy cerrando las puertas de seguir representando a Venezuela. Solo que prefiero no estar hasta que llegue un cambio que permita recuperar la esencia de lo que verdaderamente es representar a un país y no un proyecto personalista. Nada ni nadie debe estar por encima de la selección nacional.
Espero sepan comprender lo planteado y el dolor que para mí representa esta solicitud. Pero, más doloroso aún es formar parte de algo que ha dejado de ser la Vinotinto de todo un país, para convertirse desde lo interno en un espacio de intereses individuales.
A la Federación Venezolana de Fútbol, mi total agradecimiento y compromiso para defender a VENEZUELA cuando vuelva a ser así. A la selección, al país.
A todos los venezolanos: sé que algún día nos reencontraremos con la camiseta VINOTINTO puesta.
Me despido cordialmente solicitando de corazón VINOTINTO que esta situación se canalice de la manera más sensata, comprensible y profesional posible.
A 25 días del mes de septiembre de 2019.
Josef Martínez.
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