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Franklin Lucena, más allá de un penal
Para el fanático es imposible olvidar a Franklin Lucena fallando su penal en semifinales de la Copa América 2011, en la caída de Venezuela 5-3 ante la selección paraguaya. Evidentemente, es más difícil recordar cada intervención suya cortando juego, cada choque, barrida y lucha junto con Tomás Rincón en el mediocampo.
El próximo año se cumplirán diez años de la enorme Copa América protagonizada por la Vinotinto en Argentina. Esta semana Lucena anunció su retiro y, de manera injusta, los radicales recordaron aquel fallo contra los guaraníes.
Jugó en el torneo cinco partidos, cuatro de ellos como titular, con 434 minutos en total. Recibió apenas una amarilla. Desplegó un sacrificio tremendo en el mediocampo, ayudando a la defensa, el arma principal de aquella selección de César Farías.
Pero no, lo más importante es recordar aquel penal.
César Farías y su valoración del papel de Franklin Lucena
“Nunca se le dio el mérito que Lucena tenía en la selección”, dijo recientemente César Farías, en una extensa entrevista con Luis Vílchez para el portal Balonazos. “Cuando Tomás jugó sin Lucena, prácticamente nunca ganamos un partido. Cuando se le consiguió el compañero a Tomás, a partir de ahí le ganamos a Ecuador y empezamos a ganar partidos”.
“Esto no es decir que Tomás no puede, claro que puede. El tema es que desarrolló un socio”, recalca Farías.
Y esa era la función de Lucena. Un socio. El par. La multiplicación del sacrificio.
Son jugadores obreros. Otros brillan y se llevan los créditos. Los obreros trabajan, luchan y solo cuando cometen un fallo, es donde son apuntados.
Como le ocurrió a Lucena.
Hay que destacar algo más: los penales solo son fallados por los que asumen el riesgo de cobrarlos. Allí está el verdadero heroísmo, en asumir una responsabilidad que, muchas veces, no le toca. Dar el paso al frente cuando otros dan dos hacia atrás.
Llaneros, Portuguesa, Deportivo Táchira, Caracas FC, Deportivo La Guaira, Once Caldas… en todos, Lucena dejó su sudor y su esfuerzo. Una carrera de poco más de dos décadas. El triunfo del trabajador silencioso.
Sirvan estas líneas para homenajear al portugueseño. Desde aquí, el penal se ve pequeño ante la inmensidad de su sacrificio.
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