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Sin pausas, ni lentitud, el encuentro del pasado domingo demostró la categoría de Bélgica y Portugal en la Eurocopa.
Lástima que alguien se fue, pero el fútbol no perdona a nadie, ni a excampeones.
Durante los primeros minutos veíamos a De Bruyne y compañía intentando crear más oportunidades con un veloz estilo de juego.
Cristiano Ronaldo y Diego Jota no se quedaron con las manos cruzadas y tuvieron dos claras oportunidades. El tiro libre al minuto 25 fue la más peligrosa después de un derechazo de Ronaldo.
Courtois defendió el arco a la perfección, aunque los portugueses comenzaron a mover la balanza.
Todo iba parejo hasta que en el minuto 42, Thorgan Hazard sorprendió a Rui Patrício con un golazo de 25 yardas. Los belgas volvieron a respirar y se fueron al descanso tranquilamente.
Al principio del segundo tiempo hubo una complicación que forzó a De Bruyne dejar el campo. Mertens entró en su lugar, pero aún se espera el reporte para el próximo partido.
Ambos entrenadores cambiaron su planteamiento hacia la segunda mitad y observamos un partido más trabado, complicado para Bélgica.
No tenían este tipo de complicaciones desde Dinamarca en fase de grupos. Algo que realmente incómoda a la escuadra de Roberto Martínez.
Aún así, Courtois decidió tomar el mando del equipo y los volvió a salvar con varias intervenciones importantes.
Los portugueses querían ese boleto a la siguiente fase, pero no había una conexión real entre líneas. Los belgas aprovecharon esto y se escaparon de Sevilla con mucha suerte.
Se esperaba una guerra y Bélgica salió victoriosa, eliminaron a los campeones de 2016 y al actual goleador del torneo.
En frente tienen un nuevo reto, Italia. Una escuadra joven con ganas de reivindicar su nación entre los colosos europeos.
Se verán las caras el viernes 2 de julio en Múnich, Alemania.
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