El Barcelona a Europa League: Crónica de una muerte anunciada

Los años terribles que está viviendo el Barcelona llegan a un nuevo foso: el descenso a la Europa League, tras quedar como terceros en su grupo de Champions.

Suena a exageración hablar de una Crónica de una muerte anunciada (con el permiso del título de Gabriel García Márquez) pero, deportivamente, es un nuevo golpe para el equipo culé. Su verdugo fue, quién si no, el Bayern Múnich.

Jugando a media máquina, los alemanes golearon otra vez 3-0 a los culés, como lo hicieron en la ida en el Camp Nou. Este miércoles, en la vuelta, anotaron Thomas Müller, Leroy Sané y Jamal Musiala, ante una pasividad defensiva tremenda, con Marc Ter Stegen a la cabeza.

Barcelona, un equipo indolente

Poco pudo cambiar el equipo blaugrana con Xavi al frente, salvo en el mensaje. El juego es el mismo que se mostró con Ronald Koeman, puesto que los artífices son los mismos. No hay respuesta de Memphis Depay, ni de Ousmane Dembelé, mucho menos de Frenkie de Jong.

Fue un equipo indolente, sin sentido de lucha, sin garra, tal y como se ha visto en los últimos meses.

Y, para mayor lamento culé, es el primer año sin Leo Messi. La adaptación no termina de ocurrir, y mientras el argentino avanzó a octavos de final con el PSG, los blaugranas tienen que conformarse con la Europa League.

Barcelona terminó su fase de grupos con apenas dos goles anotados, ambos contra el colista, Dínamo de Kiev. La capacidad ofensiva del equipo desapareció con la salida de Messi, y ni Memphis ni sus compañeros pudieron igualarle.

Si Bayern Múnich metió 22 tantos, si Ajax anotó 20, si Manchester City marcó 18, Barcelona solo pudo meter dos golitos, recibiendo nueve (seis de Bayern, tres de Benfica). Una penosa labor en el ataque, que no solo extrañó a Messi, sino a su sucesor, el lesionado Ansu Fati.

“Queríamos competir en la Champions y tratar de ganarla”, afirmó Xavi al final del compromiso. “Pero no hemos estado al nivel del Bayern. Hay que afrontar esta realidad y recuperar al equipo porque quedan otras competiciones. Hay que competir con más exigencia y más amor propio”.

Pareciera que fuera esto lo que le falta al equipo, capacidad de competir, de presionar. Y, sin duda, amor propio. Atrás quedó la etapa gloriosa de Pep Guardiola, cuando dominó a placer en Europa y en España con un fútbol exquisito. Hoy es un conjunto golpeado, disminuido futbolística y moralmente.

La reconstrucción

Un duro trabajo será para Xavi intentar reconstruirlo. Si bien invierno no luce como un período muy apropiado para reforzarse, por la crisis económica del club, verano tiene que convertirse en el tiempo para reacomodar piezas.

Jugadores que ya no dan la talla para este equipo, la búsqueda de un delantero centro goleador luego de la baja por enfermedad de Sergio “Kun” Agüero; un compañero ideal para Araújo en el centro de la zaga, que sea sucesor de Gerard Piqué… ¿un nuevo arquero que, al menos, presione a Ter Stegen? Y ver qué se hará con la ruinosa presencia de futbolistas como Coutinho y Dembelé.

Ya sabrá Xavi lo que necesita el equipo.

No olvidemos nunca: todo es resultado de la pésima planificación de Josep María Bartomeu y las difíciles condiciones económicas que encontró Joan Laporta en la presidencia del club.

Pero, por ahora, el reto deportivo está en terminar en el top 4 de La Liga (los culés son séptimos con 23 puntos) y hacer una presentación, al menos, decorosa en la Europa League y la Copa del Rey.