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Una de las mayores sorpresas de la última década en el beisbol de las Grandes Ligas se consumó el martes por la noche en el Citizens Bank Park de Philadelphia, esto luego de que los Diamondbacks de Arizona le ganaran a los Phillies el Juego 7 de la Serie de Campeonato de la Nacional, con pizarra de 4-2, y consiguieran su segundo boleto a una Serie Mundial.
Vale recordar que los dirigidos por Tory Lovullo se metieron a la postemporada como el equipo con menos victorias en la ronda regular con un total de 84. Sin embargo, eso no fue impedimento para que derrotaran a los Brewers, barrieran a los Dodgers y remontaran la serie ante los Phillies.
Resultados que vienen de un cumulo de muchos motivos, pero que tiene como uno de los principales el buen beisbol que jugó la sangre joven de los D-Backs, la misma que volvió a responder en este encuentro decisivo para la franquicia.
Los «Baby D-Backs» son el alma de los Diamondbacks
El martes por la noche, como lo hicieron en el último mes de campaña, los Diamondbacks tumbaron todos los pronósticos con su victoria como visitantes ante los Phillies, equipo que comenzó ganando los dos primeros encuentros de la serie con mucha solidez.
Cuando todo parecía acabado tras dos dolorosas derrotas, en Arizona las cosas cambiaron radicalmente, los D-Backs sacaron de abajo un par de encuentros y la serie tomó otro rumbo. Un camino que les tiene como destino la Serie Mundial y como guías de lujo a Ketel Marte, Corbin Carroll, Gabriel Moreno y Brandon Pfaddt.
El primero de ellos no solo fue la gran pesadilla de Philadelphia, sino de todos los rivales anteriores que vieron como este martes el dominicano establecía una nueva marca de 16 encuentros consecutivos dando de imparables para comenzar una postemporada. Racha que le permitió ser galardonado como el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato.
Marte, que terminó conectando para .387 en la serie, fue acompañado de un Carroll que siempre dio de hit en el momento oportuno y que en las últimas dos noches fue una pesadilla robando bases. El jardinero, que se fue de 4-3 con el madero, despachó el imparable que igualó las acciones en el quinto acto, para luego estafarse la intermedia y anotar la de irse arriba con otro imparable.
Ese sencillo ganador vino de parte de Moreno, el receptor venezolano que, si bien no batea para promedio, sabe dar conexiones oportunas y en este Juego 7 lo demostró con el hit que marcaría la diferencia en la pizarra.
Sin embargo, todo este trabajo ofensivo hubiese sido en vano si Pfaadt, el novato que fue castigado en la última parte de la ronda regular, no demostraba una vez más todo su talento sobre la lomita. Tras ganar el vital Juego 3, que regresó a Arizona a la serie, el diestro lanzó el martes cuatro entradas de dos carreras y siete ponches para abrirle el camino al bullpen.
El regreso a la Serie Mundial
Todavía parece estar muy temprano para comenzar a comparar a este equipo con el del 2001, aquel que hizo historia ganándole la Serie Mundial a los poderosos Yankees con un imparable de Luis González en el Juego 7.
Sin embargo, no podemos tapar el sol con un dedo. Lo hecho por esta plantilla es algo verdaderamente impresionante y un ejemplo de ello es que es el primer equipo en ganar un banderín de alguna liga tras dejar diferencial de carreras negativo.
Luego de dejar en el camino a dos campeones de división, como Brewers y Dodgers, así como a los Phillies, campeones de la Liga Nacional la campaña pasada, ahora los muchachos de Tory Lovullo se medirán, a partir del próximo viernes, ante los Rangers.
Equipo que por supuesto llega como favorito no solo por eliminar a los Astros, sino porque tendrán la ventaja de localía tras ganarle en la temporada la serie particular a los D-Backs por 3-1.
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