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“Pero cada vez resulta menos atractivo. Ya no se le da prioridad a lo que hizo de este deporte el mejor del mundo. No importa cuánta gente vea fútbol, si no te aseguras de que lo que la gente vea sea divertido, sólo beneficiará al negocio, no al deporte. Dentro de unos años, los jugadores que merecen ser vistos serán menos y el deporte en su conjunto será menos divertido. Entonces, este aumento artificial de espectadores terminará. El fútbol no son sólo cinco minutos de momentos destacados. Es mucho más que eso. Es una expresión cultural”, una reflexión de Marcelo Bielsa, que quedó opacada luego de su crítica a la organización de la Copa América. Un poco el futuro del juego pasaba por el vencedor de la Eurocopa. Si el estilo pragmático, estirado y burocrático de Inglaterra o la alegría, fluidez y estético de España. Al final triunfo la Roja 2-1, por lo que muchos se verán en ese espejo.
Hay unas cuantas reflexiones de Álvaro Benito, ex jugador del Real Madrid, vocalista de Pignoise, entrenador y comentarista en televisión, que escribió en el diario El País que grafican esta premisa. “Jugar bien al fútbol no es jugar vistoso. Puedes jugar bonito y no ser eficaz o efectivo. No necesariamente estás más cerca de ganar por hacerlo de esa manera o elegir este camino. También puedes hacerlo de forma aburrida y tediosa para el espectador y jugar muy bien al fútbol. Es lo maravilloso de este deporte, el más democrático que existe, el que más caminos diferentes te ofrece para llegar al éxito o a la victoria (…) España ha conseguido aunar las dos cosas. Ha jugado más bonito que nadie y, también, mejor que nadie. Ha enganchado al país entero y a medio mundo por su alegría, su valentía, su desparpajo, su velocidad y su agresividad”, opinó. La Roja ganó sus siete partidos, algunos con comodidad en otros tuvieron que remar contra corriente. Partió como la quinta favorita y con el fantasma de eliminaciones anteriores por abusar de los pases horizontales.
Benito argumentó: “Estuvimos demasiado tiempo mirándonos complacidos en el espejo del tiqui taca y eso nos pasó factura. Morimos esclavos de nuestro éxito pasado. Luis de la Fuente ha conseguido sacudirnos esto de encima y ofrecer un fútbol total, sin complejos (…) El fútbol, como casi todos los ámbitos de la vida, funciona por imitación. Si algo funciona, pues lo copio o lo imito. Si la racanería de la propuesta de algunas selecciones hubiera triunfado, otros muchos hubieran seguido esa estela. Ahora confiemos en que el rastro que deja la selección española sea perseguido por otros tantos”. De ahí la premisa, que suena como una hipérbole o una broma, pero tiene su toque de realidad.
Los gustos son subjetivos, pero lo que hizo la generación de oro española marcó una línea del fulano “jugar bien” como sinónimo de “jugar bonito”. Luego de la Euro de 2012 y con excepción a la edición de 2021, pareció estilo caducado. Donde el debate era físico por encima de talento, una discusión atávica. “La importancia no solamente está en el título sino en el modelo de juego encontrado después del extravío vivido desde la Eurocopa de 2012. Vuelve el equipo a la senda triunfadora iniciada en 2008 con una autoridad incuestionable a nivel global e individual, admirada por sus ganas de ganar, nada que ver con el miedo a perder de Inglaterra”, resumió Ramón Besa en El País. El mejor cronista del FC Barcelona dio en el clavo. El pavor a la derrota llevó a equipos con cascada de talento a ser rácanos con el espectáculo, con maquiavelismo de “la victoria justifica los medios”.
Otro sabio del balompié como Jorge Valdano dio su pensar antes de la final. “Pero jugar bien implica a las porterías. Eso parece haber aprendido España después de exagerar el “tiqui taca” perdiéndose en la multiplicación de pases laterales. La solución al problema, como siempre, tiene que ver con el perfil de los jugadores antes que con la omnipresente táctica. Bastaron dos adolescentes rápidos, hábiles y atrevidos para cambiarle el ritmo a todo el equipo y faltarle el respeto al atildado fútbol europeo. Nico y Lamine nos están poniendo ante el auténtico fútbol, el viejo, ese con el que no hay metodología que pueda”, redactó el campeón del Mundo en 1986. Aparte remató con un piropo para Messi y James Rodríguez. “Bien visto, estos jóvenes españoles y estos viejos sudamericanos están dando lecciones que contradicen la tendencia de este fútbol cada día más algorítmico que no sorprende a los rivales y, mucho menos, a los aficionados”, cerró.
Lo refrescante del juego de España fue su propuesta más vertical, pero sin perder su protagonismo con balón. En la figura de Nico Williams y Lamine Yamal, dos chamitos. “Un juego exquisito ejecutado por una generación imberbe que hace en el campo con las piernas lo que hace con las manos en la Play”, lo definió de manera exquisita Manuel Jabois. A pesar de estar en muy pocas quinielas, cumplieron con una máxima de los equipos españoles en este siglo XXI: no perder en las finales. “Por eso el fútbol español en competiciones internacionales de clubes y selecciones es tan divertido: porque siempre acaba así. Se llega a una final y se gana. Los bajísimos umbrales de frustración futbolística de las generaciones jóvenes pueden acabar haciendo destrozos en el futuro. Están creciendo millones de chavales creyendo que las semifinales son la verdadera final, y nada les desmiente”, reseñó Jabois en un dato contundente.
El núcleo vasco
Por muchos años la selección de España se entendió en clave Barceloa-Real Madrid. Pero la influencia en esta ocasión estuvo relacionada a la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao. Se refleja en los goles: Williams y Oyarzabal- quien había marcado justamente en la final de la Copa del Rey 2020 entre ambos equipos vascos y se perdió el Mundial por una lesión. El tanto 14 y 15 de España en la Eurocopa para superar a la Francia de 1984 como la selección más goleadora. Esto sin el MVP del torneo, Rodri Hernández, que se lesionó el tendón de la corva para evitar un remate de Harry Kane. ¿Su sustituto? Martín Zubimendi. ¿Dónde juega? En la Real Sociedad.
La última vez que España levantó el trofeo Henry Delaunay contó con cinco jugadores del Barcelona y cuatro merengues en el once titular contra Italia. Un equipo que se formó en el fragor de los clásicos más intensos con Pep Guardiola y José Mourinho en el banquillo, con Lionel Messi y Cristiano Ronaldo como estandartes. En el caso de la Euro en Alemania hubo nueve jugadores que son o pertenecieron a la Real Sociedad o al Athletic de Bilbao. Incluso su DT, Luis de la Fuente fue defensor de los leones en la década de los 80, donde ganó dos Ligas, una Copa y una Supercopa con el Athletic. No es casual que se venga de una temporada que los de San Sebastián llegaran a octavos de Champions y los rojiblancos ganaran la Copa del Rey. ¿Otra prueba más de la injerencia vasca? Mikel Merino marcó el tanto que eliminó a los anfitriones.
Pero el vasco más importante fue De la Fuente, un hombre de la entera confianza de la Federación, que supo navegar en plena crisis por el caso de Luis Rubiales y ahora Pedro Rocha, ambos investigado por corrupción. Llegó con recelo, sin tener los pergaminos de Julen Lopetegui y Luis Enrique, con títulos continentales debajo del brazo a nivel clubes. Pero desde su llegada en 2012 ganó un Europeo sub-19 (2015) y sub-21 (2019), aparte de una medalla de plata en Tokio 2020. En la mayor obtuvo la Liga de Naciones. Parte de su éxito se logró al convertir a España en un equipo versátil, una muestra fue la victoria 3-0 sobre Croacia, cuando tuvo menos posesión que el rival, luego de 136 partidos donde dominó el balón. Aparte utilizó 25 de los 26 convocados, solo se quedó sin minutos Remiro, tercer portero.
Hay un dato contundente de The Athletic: “España realizó 28 ataques directos en 21 partidos en cinco torneos entre la Copa del Mundo de 2014 y la Copa del Mundo de 2022, 1,3 por partido. En esta Eurocopa, realizó 27 en siete partidos, combinando su característica presión alta con un bloque medio compacto 4-4-2”. También fue fundamental creer en el talento español y saber utilizarlo. “A veces creemos que tenemos que utilizar a los mejores jugadores disponibles, pero es más importante utilizar a los que hacen que tu equipo sea mejor”, confesó alguien al medio británico cercano al camerino de la Roja. Todos pedían a Alejandro Grimaldo tras las lesiones de Baldé y Gaya, pero Cucurella le dio la razón al DT vasco, al igual que Fabián Ruíz. Otro miembro del staff soltó: “Gracias al trabajo que están haciendo las academias españolas, creemos que los futbolistas españoles son los que mejor toman las decisiones en el mundo”. La formación fue clave.
Sin embargo, el punto de quiebre fue en Georgia, en septiembre de 2023. Ahí debutaron Williams y Yamal, el equipo ganó 7-1 con contundencia y ambos marcaron. Luego se midieron a Chipre con 6-0, con otra brillante actuación de ambos. El que los presentó fue Baldé, luego compartieron habitación, videos de TikToks y en parpadeo ya se compartían asistencias. El mérito del estratega vasco, que llegó en un mar de dudas, fue tener siempre la idea muy clara de lo que quería y salir de la camisa del tiki taka dogmático. En el pasado Balón de Oro, en los últimos 30 de la lista no tuvo jugadores. En la lista de los mejores 100 de The Guardian solo hubo tres en los 70 mejores: Gavi, Pedri y Rodri. Ninguno estuvo en el segundo tiempo contra Inglaterra. Un triunfo de colectivo sobre las individualidades.
Un entrenador formador, en un país formador “La clave es el talento. Los problemas en la RFEF no complican demasiado las cosas, porque la vinculación de la federación con el talento de sus jugadores es poca o nula. El talento se forja en los clubes pequeños, en los barrios , y luego se exporta a los grandes, o se trabaja muy pronto en otros como el Athletic de Bilbao o el Barcelona, lo que nos permite ver jugadores como Nico, Lamine, Olmo…”, soltó una fuente a The Athletic.
Esta amalgama de talento es hija de la fuentes que bebió España durante mucho tiempo.“En los años 80 aprendimos cosas de todo el mundo: la escuela argentina con César Luis Menotti y Carlos Bilardo, la escuela serbia con Radomir Antic, la escuela holandesa con Guus Hiddink y Cruyff, la escuela británica con John Toshack, la escuela italiana con Fabio Capello y Arrigo Sacchi”, aseveró un director deportivo de LaLiga. Entre tantas joyas, las de ahora no fueron tantas merengues o culés, sino vascas.
Factor Morata
El delantero fue triturado por la crítica, pero su rol en el camerino fue clave, pero también en el juego. El delantero vive del gol, pero su rol fue mejorar el rendimiento de Nico y Lamine con sus movimientos. No es David Villa, Raúl o Fernando Torres. Pero España pasó de ganar un Euro con Cesc de “falso 9” a ganarlo con un ariete obrero. “Los medios le han dado y siguen dándole muchas críticas… pero te lo aseguro: es el mejor tipo de ese vestuario”, reseñó una persona cercana a la delegación de España para The Athletic. También agregó: “Quizás pienses que así es como describiría a cada jugador que tenemos aquí, pero no es un elogio barato. Créeme. Un capitán brillante, el tipo perfecto para este grupo”. Esto luego de sufrir abucheos en la pasada Euro o hace pocos meses en unos amistosos en el Santiago Bernabéu. “Mis hijos no pueden entender por qué los aficionados abuchean a su padre”, llegó a recriminar el delantero que suena para AC Milan.
España brilló por ser una familia y el padre fue el atacante. “Morata es sin duda el jugador que más vínculos crea dentro del grupo y uno de los chicos más divertidos. Siempre que habla, todos los jóvenes le escuchan a él y a sus historias, es genial”, soltó Yamal. En Donaueschingen, un pequeño pueblo de la Selva Negra, donde fue el campo base de la Roja, el ariete de Atlético de Madrid tejió esos vínculos. A los jóvenes (Yamal, Williams, Fermín López, etc) los instruyó con sus historias. Al póker lo jugaba con Dani Carvajal, Joselu, David Raya y Ayoze Pérez. Mientras que en el golf tenía de aliados a Cucurella y Álex Remiro. Fue un obrero en el campo y arquitecto fuera de él. Sin contar que se encargó de ser el DJ del camerino e institucionalizar “La Potra Salvaje” de Isabel Aaiún como himno en las victorias.
Asimismo, fue sindicalista. Negoció los premios por rendimiento con la Federación, aparte lucho que una parte de ese dinero fuera al personal del día a día: utileros, prensa, fisioterapeutas, cocineros, etc. Previo a la final le cedió su lugar en la rueda de prensa a Jesús Navas y fue el orador en la celebración en Madrid. A todas estas, marcó un tanto y es el cuarto máximo goleador de la historia de España con 36 conquistas en 80 partidos. Como hiciese en su momento Vicente del Bosque con Sergio Busquets, De la Fuente lo defendió al afirmar que si tuviese que reencarnar en un jugador sería en Morata. El un fútbol mecanizado nos olvidamos del factor humano. Ahí Morata fue fundamental, pero también dentro del campo de juego. El gol lo es casi todo, pero otros detalles también importan para jugar bien.
Pensar que casi no asiste a la Euro, luego de errar una ocasión clara en la llave de cuartos de final contra Dortmund en Champions y su neuralgia del trigémino lo tiraron a la lona -una dolencia que se conoce como la enfermedad del suicidio por el dolor facial pronunciado. Una conversación con Bojan e Iniesta lo hicieron reconsiderar. “Álvaro es muy inteligente para leer el juego y para crear espacios para sus compañeros. Nico y Lamine no podrían explotar sus virtudes como lo hacen con un delantero centro de otras características, con un 9 más egoísta”, soltó un integrante del staff de la Roja. En España celebran que rectificó.
Datos de la Euro
Fuera del foco de España, los problemas con el sistema de trenes en Alemania, la invasión de fanáticos a los campos de juegos, la lluvia de vasos de plásticos en los saques de esquina y la torpeza de los stewards, que pudieron generar lesiones, hay muchos datos que deja esta Eurocopa. Primero que se dieron cuatro de los seis goles más rápidos en la historia de la competición. Los récords se lo llevan: Nedim Bajrami para Albania contra Italia (23 segundos) y Merih Demiral para Turquía contra Austria (57 segundos).
Fue una Eurocopa de portero que evitaron 34 dianas por encima del promedio de goles esperados. Una bestialidad, más si comparamos con la edición anterior que fueron 14. Nombres como: Giorgi Mamardashvili, Unai Simon, Jan Oblak, Gianluigi Donnaruma y Mike Maignan fueron de los más destacados. No brilló un gran “killer” del área; sin embargo, Wout Weghorst (Países Bajos) y Niclas Fullkrug (Alemania), reivindicaron la labor del delantero tanque.
La juventud dijo presente como refleja un dato de The Athletic. “Los sub-21 jugaron 7.794 minutos en la Eurocopa 2024 y registraron un total de 25 participaciones en goles (12 goles, 13 asistencias). Fueron más de 2.000 minutos más que en la Eurocopa 2020 (5.756), un torneo en el que los sub-21 registraron ocho goles y dos asistencias. La proporción de goles en los que participó un sub-21 aumentó del 7,6 por ciento hace tres años al 23 por ciento”. Las selecciones de menos pedigrí dieron guerra en esta Euro XL con 24 selecciones, hace unas décadas eran solo ocho países. “Los equipos más pequeños, por así decirlo… los países más pequeños, han avanzado (…) Podemos causar problemas a los países más prestigiosos, pero todavía hay una gran brecha”, aseveró Francesco Calzona, DT de Eslovaquia. No le faltó razón al exentrenador del Napoli.
La realidad es que no se vio tanta presión alta, per sí contraataques en comparación a la Euro pasada. “En este torneo se produjo una caída del 9% en las recuperaciones en el último tercio, mientras que los ataques directos aumentaron un 11%. Opta define esas secuencias como secuencias que comienzan en la propia mitad del campo, con al menos un 50% de movimiento hacia adelante y terminan en un remate o toque en el área del oponente. Esto puede estar relacionado con el aumento de los centros, ya que los enfoques de ataque más arriesgados conducen a más pérdidas de balón”, reseñó The Athletic.
La próxima Eurocopa será en Reino Unido e Irlanda 2028. Veremos si el estilo de España se replica en otras selecciones y vemos un torneo con más picos de emoción. Como último dato, los muy futboleros siempre llevaremos en el corazón ese encuentro entre Turquía y Georgia. Como también esperamos olvidar rápido varias presentaciones de Francia e Inglaterra que fueron una arepa de cemento, indigeribles.
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